Antonio Cilloniz de la Guerra

Después de caminar cierto tiempo hacia el Este

VESTIGIOS DE LOS ANTEPASADOS

1
Dicen que nos traen regalos
y hemos de enterrar hasta el último grano
de maíz dorado.
Que vienen en son de paz
y guerrean.
Nada traían. Se repartieron todo
el aire, el mar, la tierra y sólo
al cielo nos dejaron con su dios
sin tener adónde ir, adonde
jamás volver.

2
¿Acaso fue la madre la vicuña de las pampas
o fue acaso el padre
el guanaco de los montes?
Acaso son los hijos
un montón de huesos
que hollamos enterrados.

3
Una gran piedra detrás del cráneo.
Restos de cabeza de mujer
reclinada sobre fémures de buey.
Cuarenta dientes caninos
alrededor de sus caderas.
Arcilla con hierro oligisto
para sahumar al muerto.
Más allá, restos de otras mujeres.
Aunque ésta quizá fue la más bella:
largos fémures y estrecha pelvis.
Pero no profano su tumba: acudo
a otras muchachas, ya que no
más alegres, al menos no tan tristes.
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